La mayor parte de los grandes incendios forestales que se originan en todo el mundo, están relacionados con la acción humana y no con los fenómenos naturales. Así lo establece la FAO en el informe de 2011 mencionado en la introducción.

En la región mediterránea, las causas directas de los incendios, es decir de las igniciones, se vinculan en el 90% de los casos con actividades humanas (actividades de silvicultura y agrícolas, vertederos, líneas de alta tensión, accidentes) y comportamientos humanos (tiempo libre, delincuencia, inconsciencia, fumar), mientras que otros fenómenos naturales como los rayos juegan un papel menos importante. Las causas indirectas más notables relacionadas con los incendios, el comportamiento y los efectos de estos se relacionan con factores climáticos como por ejemplo las altas temperaturas y los periodos largos de sequía que alteran la cantidad de agua en las plantas, y los vientos fuertes que aceleran los procesos de combustión y propagación.

La generación de grandes incendios en las superficies forestales del mundo y sobre todo de la Región Mediterránea) se debe a las siguientes causas:

  • Despoblación de zonas rurales y abandono de la tierra: el cese de las actividades rurales en zonas marginales y abandono del cultivo de la tierra da lugar a la invasión por parte de las especies forestales, que harán aumentar el área forestal. Este hecho causa un alto nivel de continuidad horizontal y vertical del combustible que los fuegos las se pueden propagar con facilidad, adquiriendo gran velocidad e intensidad y dificultando mucho su control. Otro problema resultante del abandono de la tierra es el cierre de caminos, senderos y carreteras secundarias invadidas por la vegetación, para reabrir estos caminos se hacen fuegos, otra causa de incendios que tiene su origen en el entorno rural.
  • Pastoreo y uso del fuego, el uso tradicional del fuego para mantener las zonas de pasto y eliminar la vegetación leñosa provoca incendios forestales en las zonas rurales de los países más pobres que en una parte importante depende de la ganadería. Esta práctica, usada por los humanos desde la antigüedad y que consiste en quemar el bosque para convertirlo en pastos. En general, la legislación de muchos países prohíbe los fuegos al aire libre y las quemas agrícolas dentro de las zonas forestales y en sus alrededores (200 m en Francia, 300 m Portugal y 400 m España). Para hacer un fuego fuera de estos límites es necesario pedir un permiso a los órganos competentes. Este permiso se otorgará dependiendo del índice de peligrosidad.
  • Ampliación de las zonas agrícolas, el fuego es una herramienta muy antigua para ganar terreno al bosque y prepararlo para cultivar. Anualmente, los humanos queman, en todo el mundo, de 750.000 a 8,2 millones de kilómetros cuadrados de monte y prados. Una práctica muy extendida, que ha causado importantes incendios forestales ha sido el uso del fuego para eliminar residuos agrícolas (quema de rastrojos) en la preparación del suelo para la siembra, práctica tradicional para el cultivo de cereales que está prohibida en muchos lugares, por ejemplo en la Unión Europea. Otra práctica es la eliminación de residuos para retirar las malas hierbas y todo lo que pueda interferir en la buena práctica agrícola. El uso del fuego para eliminar la vegetación forestal y su subsiguiente sustitución por cultivos agrícolas está disminuyendo por la falta de demanda para establecer nuevas zonas agrícolas de cultivo. Esta demanda únicamente se observa en zonas donde es posible el regadío o en zonas donde todavía persiste una agricultura de subsistencia. En toda África, una las quemas agrícolas generalizadas barren de norte a sur el continente a medida que avanza la estación seca. La quema agrícola se produce a finales del invierno y principios de la primavera de cada año en todo el sudeste asiático.
  • El proceso de crecimiento urbano; la expansión rápida de las zonas urbanas, que han ocupando zonas agrícolas y después zonas forestales supone un incremento en el número de incendios, sobre todo en los países más desarrollados. Cada vez es mayor la interfaz entre las zonas forestales y las zonas urbanas, y más específicamente debido al desarrollo de la construcción de casas unifamiliares. Se pueden establecer relaciones entre la distribución espacial de puntos de ignición y las interfaces de zonas forestales y urbanas.
  • Aumento de los usos recreativos en las zonas forestales, el número creciente de personas que practican actividades como la montaña, como el senderismo y la caza en zonas forestales supone una mayor probabilidad de que se produzca un incendio, por ejemplo al cocinar o fumar. Hay lugares donde los cazadores provocan incendios para sacar a los animales. En los países más desarrollados la tendencia pasa por intensificar la vigilancia y limitar el acceso a las zonas forestales. Otra práctica bastante común hasta los años 80 era la de acondicionar zonas para hacer barbacoas en las zonas forestales, práctica que ya se ha abandonado.
  • Infraestructuras de transporte de energía y comunicación: las redes eléctricas y las vías de comunicación como carreteras o líneas de ferrocarril suponen un incremento de los incendios forestales. Una sobrecarga o un estado deficitario de una línea eléctrica (como por ejemplo cables poco tensados, muy distanciados y en presencia de fuerte viento) puede provocar un incendio por la caída de chispas en un suelo casi siempre cubierto de matorrales, o por contacto con las ramas de los árboles que lo rodean. El ferrocarril puede suponer un riesgo ya que las chispas pueden incendios el estrato herbáceo más cercano. La falta de medidas preventivas, como mantenimiento de las redes, limpiezas del sotobosque, hace que con la ignición producida por la caída de chispas o cigarrillos de los conductores, se propaguen más fácilmente los incendios forestales.
  • Crema de basuras y residuos. Se trata de un problema cada vez más grave para la  cantidad de residuos producidos en las zonas urbanas. La cantidad ingente de basura producida en las grandes ciudades ha dado lugar a importantes inversiones en equipo de procesamiento de residuos. Sin embargo, en poblaciones de tamaño pequeño o mediano, se sigue amontonando la basura y se procede a su eliminación mediante la quema. Si no se controlan estas quemas, podrían propagarse y afectar a las zonas forestales. Las autoridades locales deben prestar más atención a este problema ya que son los principales responsables de este.

Las causas naturales vienen determinadas por factores exclusivamente naturales, sin intervención humana. Los focos de ignición pueden ser químicos o eléctricos, siendo la mayor parte de los fenómenos causantes los rayos y las erupciones volcánniques. Afortunadamente la posibilidad de los volcanes no existe en nuestro país hoy por hoy, y los meteoritos son altamente infrecuentes aunque posibles. Los rayos más peligrosos son los que se producen antes de iniciarse una descarga de agua, especialmente durante las llamadas "tormentas secas". Aproximadamente un 11,5% de los incendios declarados en Cataluña son provocados por esta causa. Por ejemplo, en las zonas montañosas del centro de España, cada vez más despobladas, el número de incendios causados ​​por rayos alcanzar un 25% del total de incendios durante los años 1996-2005, con un porcentaje máximo de un 52 % en la provincia de Teruel. La situación está empeorando por la tendencia a abandonar las zonas forestales, y la falta de gestión y mantenimiento de los bosques.