La previsión del riesgo es la actuación resultante de la combinación del análisis y la evaluación del riesgo. El análisis de riesgo es la determinación cuantitativa (numérica) o cualitativa del riesgo. Para el análisis de riesgo es necesario conocer la peligrosidad, la vulnerabilidad y la exposición de los elementos vulnerables. Si se conocen los escenarios accidentales posibles y sus consecuencias, según la probabilidad, se puede calcular el riesgo.

Por otra parte, la evaluación del riesgo es la comparación a través del análisis del riesgo entre el valor de un riesgo determinado y los niveles de aceptabilidad del riesgo. Por tanto, la evaluación del riesgo supone realizar una valoración del riesgo, cuantitativa, cualitativa o semi-cuantitativa (determinista), y comparar el valor obtenido con el valor de riesgo correspondiente al umbral máximo tolerable del riesgo. Los valores de riesgo por debajo del umbral se considerarán aceptables y, por el contrario, los que se sitúen por encima no serán aceptables. En este último caso se requerirá la disminución o corrección del riesgo mediante las actuaciones preventivas. En caso de que el riesgo se considere aceptable caso la actuación preventiva de contención, es decir, evitar que evolucione hasta valores de riesgo que puedan considerarse no aceptables (por tanto, superiores al umbral máximo considerado).

Uno de los aspectos importantes a considerar en relación al análisis del riesgo cuantitativo y su aplicación a la evaluación del riesgo es que habitualmente se realiza de forma individual, es decir, las probabilidades de muerte o de afectación se calculan respecto a un único individuo. Por lo tanto, lo que realmente necesitamos es el cálculo de las probabilidades respecto al conjunto de personas que pueden estar ubicadas en el interior de las zonas de riesgo. Es lo que se conoce como análisis cuantitativo de riesgo social.

Sin embargo, también se puede hacer la evaluación del riesgo a partir del resultado de los análisis de riesgo cualitativos o semi-cuantitativas. En realidad lo que se requiere es que el umbral de riesgo considerado como aceptable esté definido con las mismas variables o parámetros que los utilizados en el análisis de riesgo. Por ejemplo, podemos considerar como umbral de riesgo la no existencia de población residencial en las zonas inundables de periodo de retorno 50 años o de una probabilidad de afectación concreta.

Es importante destacar la necesidad de utilizar umbrales con un mismo orden numérico para todos los riesgos, o al menos con criterios de riesgo cualitativo similares. En caso contrario, seríamos más restrictivos con unos riesgos que con los demás y, por tanto, el tratamiento de los riesgos no sería homogéneo.

Uno de los elementos más importantes del análisis de riesgo es la elaboración de cartografía que permita identificar las áreas geográficas susceptibles de sufrir daños. La cartografía de riesgos supone la delimitación de determinadas zonas, en función de la frecuencia o intensidad de fenómenos naturales extremos, pudiendo integrar los resultados en otro tipo de cartografía, donde se expresa la mayor o menor vulnerabilidad de diferentes fragmentos del territorio. La información derivada de la cartografía de riesgos puede ser utilizada como un instrumento para determinados planeamientos preventivos como la ordenación del territorio, planeamiento urbano, planificación de infraestructuras públicas, o gestión de emergencias (planes de protección civil) etc.

La predicción es otro factor a tener en cuenta cuando queremos conocer la magnitud del fenómeno y su probabilidad de ocurrencia. La adopción de sistemas de alerta de los efectos de los peligros de origen natural, es de gran importancia para reducir la pérdida en vidas y propiedades. La predicción de un evento natural es resultado directo de la investigación científica sobre sus causas y está orientada a establecer la probabilidad de la próxima ocurrencia en términos de cuándo se producirá y dónde y el rango de magnitud. Los sistemas de monitoreo remoto, cada vez más sofisticados, acumulan información de eventos potencialmente peligrosos para una predicción más fiable.

Algunos peligros, como las tormentas de lluvia, las inundaciones, los huracanes, incendios, pueden ser pronosticados con gran precisión a través de los servicios de meteorología de los países o de centros de investigación públicos y privados, pero no ocurre lo mismo con la mayoría los acontecimientos geológicos. Los sistemas de alerta para algunos tipos de desastres se caracterizan por un tiempo de anticipación muy corto como es el caso de los peligros meteorológicos y tsunamis, por ejemplo, el Centro de Alerta del Pacífico que constantemente monitoriza los océanos, proporciona avisos previos que varían entre unos minutos y varias horas.

La predicción elabora mapas de riesgo dinámicos, mientras que la previsión elabora mapas de riesgo fijo. Las dos juegan un papel clave para poder llevar a cabo acciones preventivas y de mitigación de los riesgos.