Los aludes son un fenómeno natural, las dimensiones y características de las que son variables. Es evidente que en función de la magnitud, frecuencia y tamaño, su impacto sobre el medio natural y antrópico será más o menos patente.

El paso sucesivo de aludes por un terreno determinado puede tener tiene efectos destructores sobre diferentes elementos expuestos, estos son:

La vegetación: el paso de los aludes produce una destrucción del bosque. Se pueden observar masas forestales totalmente destruidas, donde los árboles han sido arrancados de raíz o también bosques donde existen claros en franjas verticales, árboles sin ramas en la parte del tronco que mira hacia la montaña, árboles descabezados, etc

Fuente: Centre d’Estudis de la Neu i Muntanya d’Andorra (CENMA)

 

Erosión del suelo: los aludes de fondo, es decir, aquellos aludes que involucran todo el espesor del manto nivoso, pueden producir cierta erosión del suelo. Además de destruir a su paso la masa forestal, tienen un efecto más devastador sobre el suelo. El arrancamiento de los árboles hace que la zona donde el árbol se ha descalzado sea un punto donde se produzca la erosión más importante, por ejemplo, cuando posteriormente haya una precipitación fuerte. También pueden provocar el removimiento de zonas donde hay pedregales con bloques finos.

Infraestructuras y edificaciones; el impacto de los aludes las vías de comunicación (carreteras y ferrocarril) producen interrupciones de la circulación y, en algunos casos, accidentes con víctimas humanas. En las zonas de ocupación humana, ya sean pueblos, casas aisladas, centros turísticos, de deportes de invierno, el impacto de los aludes puede provocar la destrucción de edificaciones y la muerte de personas.