Des de la Antigüedad los grupos humanos han localizado sus asentamientos en zonas volcánicas por su importante fertilidad para la agricultura. Es por esta razón que a lo largo de la historia se ha producido un nombre importante de desastres causados por la manifestación de este riesgo natural. La primera descripción escrita de una erupción volcánica catastrófica fue la hecha por Plinio el Joven sobre la erupción del Vesubio (Italia) en el año 79 aC, que enterró las ciudades de Pompeya y Herculano. Otras erupciones que cabe destacar por su incidencia fueron la del volcán de la isla de Santorini (Grecia) en el año 1650 aC, las de Tambora (1815) y la del Krakatoa(1883) en Indonesia, la del Monte Pelée (1902) en la isla caribeña de la Martinica, la del Nevado del Ruiz (1985) en Colombia y la de Pinatubo (1991) en Filipinas. De todas formas, en el conjunto de desastres naturales, las erupciones volcánicas representan el 2% de las pérdidas anuales.
De los 700 volcanes que hay en el mundo, unos 50 entran en erupción anualmente. En los últimos 10.000 años han entrado en erupción unos 1.300 volcanes. Les catástrofes más grandes ocurridas en los últimos 200 años se han producido en países en vías de desarrollo, donde el importante crecimiento demográfico ha llevado a ocupar terrenos volcánicos, como por ejemplo Filipinas, Indonesia o la región del Caribe.
El riesgo volcánico, a diferencia de otros fenómenos naturales, presenta múltiples facetas, un mismo sistema puede tener diferentes tipos de erupciones, incluso durante el desarrollo de una erupción puede cambiar su dinámica, pudiendo pasar de una actividad relativamente tranquila a otra muy violenta.