Los aludes son un fenómeno natural que conlleva una peligrosidad para aquellas actividades humanas en las que se vulnere las zonas sometidas a este fenómeno. Así pues, en un área determinada con una peligrosidad de aludes comprobada, el riesgo de aludes aumentará según la mayor ocupación o el incremento de uso del suelo por parte de hombre.

Para minimizar el riesgo es necesario un buen conocimiento del riesgo temporal y espacial, una difusión de los conocimientos en la sociedad y la utilización por parte de la administración de los estudios y mapas de riesgo en los planes de ordenación de los usos del suelo.

  • Predicción temporal: la predicción temporal consiste básicamente en decir cuál es el grado de peligro en un día determinado en una zona determinada. Este hecho se traduce en la emisión de un boletín de aludes. Estos boletines se elaboran diariamente a partir de los datos y observaciones procedentes de las diferentes redes de observadores nivo-meteorológicos y de las previsiones meteorológicas. Los parámetros observados diariamente, de interés en la predicción de aludes, son la temperatura y humedad del aire, la temperatura del aire máxima y mínima, la velocidad y dirección del viento, la precipitación y el espesor total y reciente de nieve. Europa aplica normalmente la escala consensuada en 1993, que recoge cinco niveles de peligro en función de la estabilidad del manto nivoso y de la probabilidad de desencadenamiento. Los valores son: débil, moderado, marcado, fuerte y muy fuerte.
  • Predicción espacial: consiste en delimitar sobre un mapa aquellas zonas donde a lo largo del tiempo se producen aludes. Cabe decir que cartografías de aludes hay de muchos tipos y que atienden a diferentes fines. Los dos tipos de cartografías más utilizadas en Europa son los mapas de zonas de aludes y los mapas de riesgo. Ambos documentos son herramientas básicas de cara a una buena planificación territorial.
    • Mapa de zonas de aludes: se representan las áreas susceptibles de desencadenamiento, trayectoria y alcance de aludes. El proceso para elaborar estos mapas se basa en la identificación del terreno favorable al desencadenamiento de aludes y las trazas del recorrido y alcance de las mismas. La información se completa con encuestas a la población y observación hibernal de aludes. Otra información que aparece en estos mapas son las obras de defensa hacia los aludes.
    • Mapas de riesgo: integran los mapas de zonas de aludes con el estudio de frecuencias de aludes por sector nivológico y los estudios de los elementos vulnerables; zonas pobladas (núcleos de población, población dispersa, zonas turísticas y similares) y la red viaria y ferroviaria susceptible de sufrir daño.

Hay un conjunto de medidas preventivas basadas en actuaciones directas en aquellas zonas de riesgo, pueden ser dinámicas o permanentes:

  • Defensas permanentes: se pueden encontrar medidas de protección activas y pasivas:
    • Activas: actúan sobre las zonas de salida para tratar de evitar el desenlace de una avalancha, por ejemplo la reforestación, instalación de vallas o estructuras provocar acumulaciones de nieve distintas a las originales con el objetivo de evitar que se produzca el alud.
    • Pasivas: protecciones y desvíos para evitar el impacto del alud sobre viviendas e infraestructuras (muros, puentes, etc.).
  • Defensas dinámicas: consisten en el lanzamiento de explosivos con un cañón o en su colocación a mano en zonas estratégicas para provocar aludes y hacer disminuir el espesor de la nieve.

Fuente: Direcció General de Protecció Civil de Catalunya(DGPC)
Muros de defensa pasivos en Galtür, Austria.