Un alud es una masa de nieve que se desprende y se precipita ladera abajo a una velocidad superior a 1 m/s. Las avalanchas pueden ser naturales o provocadas por la actividad humana de manera indirecta (por ejemplo, durante la práctica de actividades de montaña) o directa (aludes controlados o desencadenadas artificialmente). Las avalanchas, en función de sus características, pueden llegar a afectar a la población habitual especialmente la situada en el fondo de los valles.

Los aludes se generan por motivo de la inestabilidad del manto nivoso (nieve depositada en las laderas). Esta inestabilidad es el resultado del balance de las fuerzas internas a que está sometido el manto nivoso y por tanto depende de sus condiciones físicas y mecánicas. Los aludes se desencadenan normalmente en las zonas pendientes y especialmente a las comprendidas entre 28º y 45º.

La superficie topográfica sobre la que se producen los aludes de forma periódica se llama zona de aludes. Los aludes no siempre ocupan toda la zona de aludes. Una zona de aludes se divide en tres partes:

  • Zona de salida. En esta zona la nieve se pone en movimiento y empieza a acelerarse a lo largo de la pendiente ganando masa constantemente.
  • Zona de trayecto. Aquí el alud ya está en movimiento y no hay ni incremento ni pérdida de masa, aunque esta afirmación en la actualidad es rebatida por algunos expertos que consideran que sí es posible el incremento de masa de nieve
  • Zona de llegada. Aquí la nieve empieza a perder velocidad y finalmente la avalancha se para.

 

Fuente: Centre d’estudis de la Neu i la Muntanya d’Andorra. (CENMA)
Zona de Aludes