Es evidente que las tendencias recientes apuntadas en el apartado anterior tienen consecuencias sobre el crecimiento futuro de la población, en tanto que la dinámica demográfica presenta una gran inercia: salvo ciertos fenómenos puntuales que puedan hacernos variar repentinamente el volumen de una población ―desastres naturales, migraciones masivas, etc.―, la evolución demográfica de un país o región es relativamente lenta y constante, y, en consecuencia, previsible.

En términos generales, para la elaboración de proyecciones de la población futura se utiliza el llamado método de los componentes, que consiste en agregar a la pirámide de partida-la del momento actual-los resultados tanto del movimiento natural como del migratorio, de forma que se obtiene una nueva pirámide de población del año de referencia.

Como puede deducirse, las dos variables más fáciles de proyectar los nacimientos y las defunciones, ya que vienen determinadas, en gran medida, por la propia estructura por sexo y edad de la población de partida. Por el contrario, las migraciones son un fenómeno más variable en el tiempo, ya que su lógica responde, no tanto a la estructura demográfica de los países-tanto receptores como emisores-sino a su situación socioeconómica.

Por este motivo, en la mayoría de los casos, de cada uno de estas variables ―nacimientos, defunciones y migraciones― se definen más de una hipótesis, de modo que, en términos generales, las proyecciones de población suelen presentar tres escenarios: uno medio (también llamado tendencial ya que se basa en la prolongación de las tendencias observadas recientes) y otros dos ―bajo y alto― en relación a éste.

Como puede deducirse de lo que acabamos de comentar, los resultados obtenidos en las proyecciones de población vienen muy condicionados por la coyuntura de la población de la que se parte, en tanto que esta marca, de hecho, la dinámica futura. Además, las proyecciones suelen tener tras de sí un fuerte componente ideológico, ya que sirven, a menudo, por poner un toque de alerta sobre una determinada dinámica demográfica. Por todos estos motivos, las proyecciones de población no pretenden, ni mucho menos, acertar exactamente la cifra de habitantes o la estructura futura de una población, sino que hay que interpretarlas como un ejercicio teórico de aproximación a las tendencias de su evolución futura y no como una proyección cerrada.

A continuación se presentan las proyecciones elaboradas la División de Población de las Naciones Unidas en 2008 ―las últimas realizadas hasta el momento―, tanto para el conjunto del planeta como por continentes, grandes regiones y países. Teniendo en cuenta las tasas de fertilidad y mortalidad, así como los movimientos migratorios internacionales y la afectación del VIH, se definieron tres escenarios de crecimiento: bajo, medio y alto.

Según este escenario proyectado por las Naciones Unidas en 2050 se superarían por poco los 9.000 millones de habitantes. Esto significaría un incremento del 35,47% respecto al año 2010. Todos los continentes experimentarían un crecimiento durante estos 45 años excepto Europa, que perdería un 9,2% de su población. En África se produciría el aumento más importante con un 116,7%. La población de América Latina pasaría a ocupar el tercer lugar, justo por delante de Europa. También cabe destacar los aumentos de población tanto de Norteamérica como de Oceanía. La población de Asia superaría los 5000 millones de habitantes.

A escala estatal, las diferencias regionales del crecimiento también son destacables. Así, el principal crecimiento se da especialmente, en los países africanos subsaharianos, que ven duplicar, triplicar y casi cuadruplicar su población entre 2010 y 2025. Es el caso de países como Uganda (383,27%), Níger (348,30%), Etiopía (316,18%), Burkina Faso (292,02%), Zambia (285,07%) o Burundi (276,26%).

La mayoría de países, sin embargo, presentan crecimientos más moderados, inferiores a los experimentados hasta la actualidad. En general, pues, se aprecia una reducción del ritmo de crecimiento de la población mundial respecto de las décadas anteriores. Así, con crecimientos con valores entre el 100% (es decir, con un crecimiento nulo) y el 150% (que podríamos considerar como crecimiento moderado) encontramos casi 100 países: la gran mayoría de los países del continente americano, toda Europa occidental y nórdica-a excepción de Portugal-y parte de Asia sudoriental, incluida India, el país más poblado en 2050 según las proyecciones, con más de 1.650 millones de habitantes.

Finalmente, un número importante de países ―cerca de cincuenta― perderá población entre 2010 y 2050. Se trata de países sobre todo de Europa central y oriental y la mayoría de las repúblicas ex-soviéticas. Entre ellos se destaca el caso japonés, que, si se cumplen las previsiones, podría perder el 30% de su población actual en los próximos 40 años.

 

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