Medidas predictivas

Actualmente no hay posibilidades de predecir los terremotos con total seguridad, pero puede ser útil tener en cuenta los siguientes mecanismos predictivos:

  • A largo plazo:
    • Periodicidad: los grandes terremotos se suelen repetir a intervalos más o menos fijos, estudiando los períodos de vacío sísmico y de actividad sísmica en una zona, se “puede llegar" a predecir la ocurrencia de seísmos de gran intensidad.
    • Detección de fallas activas. El 95% de los seísmos son uno de los efectos superficiales del movimiento de las placas litosféricas, que se desplazan a una velocidad de 1 a 10 cm por año. Las fallas situadas en los límites de las placas se mueven con una frecuencia determinada, liberando de forma repentina (paroxísmica) la energía acumulada cada cierto número de años (intervalo de recurrencia o período de retorno).
  • A corto plazo:
    • Pequeños seísmos precursores, que preceden a grandes terremotos.
    • Emisión de gases inertes, sobre todo el radón.
    • Premonitores biológicos. Ciertos animales (perros, gatos, caballos, aves, peces, etc.) son capaces de predecir un seísmo con cierta anticipación (horas o días), manifestando alteraciones en su conducta.

Medidas preventivas

Los terremotos no se pueden evitar, pero si en parte sus efectos mediante una serie de medidas preventivas:

  • Una evaluación del riesgo sísmico para determinar la potencialidad sísmica de la región, los posibles efectos de los terremotos y de sus causas. Hay que hacer un análisis de riesgo que contemple:
    • Determinar la magnitud (intensidad) máxima previsible para un determinado periodo de retorno. Hay que conocer la historia sísmica de una región (recopilación de datos históricos sobre los terremotos que ha habido) y recoger de datos geológicos que permitan conocer los seísmos que se han producido en un intervalo de tiempo de algunos miles de años.
    • Elaborar mapas de microzonificación sísmica, donde se reflejan las amplificaciones y atenuaciones locales de la peligrosidad sísmica (en función de la resistencia del terreno, la morfología y la posición del nivel freático, entre otras variables). La cartografía de riesgo sísmico también incorpora la localización de las fallas activas (neotectónica).
  • Normas de construcción seísmoresistentes. La normativa básica en zonas sísmicas va dirigida reducir la vulnerabilidad de las edificaciones. En determinadas zonas hay que adoptar unas medidas seísmoresistentes para las edificaciones que serán más exigentes en las zonas de mayor peligro y en aquellas edificaciones consideradas vulnerables o estratégicas (hospitales, escuelas, infraestructuras, centros generadores de energía, etc.)
  • Medidas de ordenación del territorio para evitar grandes densidades de población en las zonas de alto riesgo. Además de conocer los seísmos que se pueden producir hay que conocer los terrenos sobre los que queremos edificar puesto que ya un tipo de suelos amplifican los efectos de las ondas sísmicas y que por tanto supondrán un mayor peligro para las edificaciones.
  • Medidas de protección civil para informar, alertar y evacuar a la población.