Las grandes masas de agua marinas no están estáticas. Presentan un gran dinamismo con una circulación de agua constante, ya sea en forma de olas, mareas, corrientes horizontales o movimientos verticales.

Dos de las causas de los movimientos de las aguas del mar son la fuerza de atracción del sol y de la luna, que provocan las mareas, y la fuerza de Coriolis, que desvía los flujos hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia a la izquierda en el hemisferio sur. Pero los factores más relevantes en la circulación de los océanos son el viento y los gradientes de densidad.

El viento puede arrastrar las aguas más superficiales, a la vez que indirectamente este desplazamiento horizontal puede provocar un movimiento vertical de aguas más profundas. Por su parte, los gradientes de densidad provocan movimientos horizontales y verticales del agua debido a los cambios de temperatura, salinidad y presión de estas masas de agua. Es conocida la circulación termohalina generada por las diferentes densidades provocadas por la temperatura (termo) y la salinidad (halina) y que forma el llamado cinturón transportador de agua. Por su parte, también se deben mencionar las corrientes oceánicas, todas de gran importancia ambiental y económica (bancos de pesca). Dos de las más conocidos son la corriente del Golfo (corriente cálida que atraviesa el Atlántico norte) y la corriente de Humboltd (corriente fría del Pacífico sudamericano muy relacionado con el fenómeno de El Niño).