La gestión de los residuos que se hace en una planta incineradora es muy clara. Se trata de un proceso de combustión controlada de los residuos con el cual se eliminan buena parte y, en consecuencia, el espacio de la instalación no se agota por acumulación de los residuos, tal y como sí sucede en un depósito controlado. En referencia a los residuos municipales, en principio sólo se tendría que tratar la fracción no reciclable, por lo cual la cantidad de residuos que tendrían que entrar en estos tipos de plantas, en combinación con los depósitos controlados, tendría que ser muy pequeña. A todo esto se tiene que añadir el relativo poco espacio que ocupan estas instalaciones, además de la recuperación de la energía contenida en los residuos. Pero desgraciadamente el nivel de reciclaje y de recuperación de los residuos está muy lejos del que sería necesario y una buena parte de los residuos municipales generados y que llegan a las incineradoras son recuperables.

Durante el proceso de combustión de los residuos se generan una serie de subproductos, algunos de los cuales son contaminantes y tóxicos. Estos subproductos resultantes de la combustión son cenizas, escorias (subproducto que queda en el horno una vez incinerada la basura, una pequeña parte de las cuales pueden ser recuperables, mientras que el resto tienen que llevarse a un depósito controlado) y humos (toda combustión genera humos y la emisión de gases y partículas a la atmósfera).

Figura 18. Planta de incineración de residuos municipales de Tarragona

Fotografías: O. Saladié

Entre las diferentes sustancias químicas liberadas durante la combustión de los residuos hay las dioxinas. Se trata de un grupo de sustancias organocloradas que tienen una elevada toxicidad, son bioacumulables y tienen una alta persistencia en el medio ambiente. Por esta razón han sido muy estudiadas a lo largo de los últimos años y sus efectos cancerígenos han sido ampliamente debatidos. Así, en algunas zonas cercanas a incineradoras se han hecho y se están haciendo estudios para averiguar la incidencia de estos contaminantes sobre las aguas, los suelos, la vegetación natural, los cultivos y especialmente en la población.

El año 2009 había a Cataluña cuatro incineradoras de residuos municipales operativas: Girona, Mataró, Sant Adrià de Besòs y Tarragona. En estas cuatro plantas se trataron más de 600 mil toneladas de residuos municipales.

Todo y las ventajas que puedan tener respecto a la deposición controlada de *residuos, las incineradoras también tienen unos costes ambientales, a los cuales se tienen que sumar los costes económicos de construcción y funcionamiento, razón por la cual este tipo de tratamiento de *residuos no tendría que ser la opción prioritaria.